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Cristian Braun un fenómeno que trascendió fronteras

 

Se transformó en un fenómeno, que como el mismo señaló, lo terminó sorprendiendo. Acostumbrado desde adolescente a estar en contacto con el público, en tiempo de pandemia generó un hecho que trascendió su ciudad natal, o las localidades que lo recibieron desde hace décadas.

“Tenía la costumbre de subir fragmentos de videos de los bailes donde tocaba y la gente los miraba”, señaló el protagonista de esta historia. Esos fragmentos, en época de aislamiento, y sin fiesta donde presentarse comenzaron a aumentar de seguidores, hasta que un amigo le dijo que lo estaban viendo mucho, y porque no probar de hacer un vivo.

Y así fue. Comenzó un viernes “para ver que pasaba”, y todo se multiplico por miles.

Cristian Braun, el hombre de Olavarría “Centro de la provincia de Buenos Aires”, como el mismo señala en cada transmisión revive los bailes de campo, de campaña, las fiestas populares de localidades, de encuentros familiares, donde el baile sigue diciendo presente. “Ritmo de pueblo”, como el mismo lo llama.

Y lo que comenzó un viernes con sus fieles seguidores dio paso a un fenómeno que trascendió el país. Club de fans en Uruguay, mensajes desde Chile, y Paraguay. Seguidores de distintos puntos del país se suman al Face de Cristian Braun, “el hombre orquesta” cada viernes a las 20.30 horas.

En medio de miles de mensajes recibe el llamado de 365Pehuajó, y habla con la bonhomía de un amigo de años. La misma energía, empatía que transmite durante sus shows.

A los 14 años ya tocaba el bajo, y hacía con la banda de rock que integraba temas de Calamaro, GIT; Pappo, El rock es parte de su vida, y “Asfalto caliente” su banda se mantiene presente desde hace años.  Pero enseguida alguien observó que ese grupo de jóvenes podía también apuntar por el lado de la bailanta.

Cristian cuenta anécdotas, y ríe. Se nota que disfruta lo que hace. Fundamental. Y el público del otro lado lo sabe.

 

Santa Fe, Entre Ríos, Córdoba, son (después de la provincia de Buenos Aires), de donde más seguidores tiene. La cantidad de los que siguen las transmisiones se extiende por miles, y supera ampliamente la de artistas reconocidos. “Yo era conocido acá, hace 36 años que estoy con la música, pero nunca imagine que iba a haber gente de tantos lados”, señaló el músico de Olavarría.

Tengo mi grupo de rock con amigos desde que empecé a tocar. Fue en el año 1984, cuando tenía 14 años, con chicos de 18 o 20. Tocaba el bajo, y me acompañaba mi viejo. Era rock nacional, Calamaro GIT, así hasta el 87, cuando “El loco” Picco, que tenía un grupo que se llamaba “Montecristo”. “Nos dijo se viene la pachanga, la movida tropical, y empezamos a ensayar. Nos daba casette que el traía de Córdoba, cuando había ido a un torneo de artes marciales. El resto de las bandas se reían. Después llegó la explosión de la pachanga, y ahí estábamos nosotros que ya veníamos haciendo algo”, narra sobre los inicios en la bailanta Cristian que rememora épocas de “Grupo energía”, y los inicios con “Los Calipso”. “Ya ahí usábamos camisas floreadas”, describe.

Otro de los puntos que hace mención, es que en Olavarría hay muchas bandas, y en las bailantas hay que tocar en vivo, nada de karaoke. “Acá hay que tocar, nada de pistas”, comenta Cristián que señaló que en la ciudad hay muchas bandas, está lleno de músicos, al haber conservatorios.

Mientras sigue con sus amigos haciendo rock, a mediados de la década del 90, comenzó a transitar su etapa de solista, y darle forma al “hombre orquesta”, muletilla que le colocaron en Crónica. “Yo tocó de oído”, comenta Cristian, quien narra su paso por Canal 13, antes de presentarse en Crónica. Tuvo un pre contrato con Canal 13, pero las exigencias decían que tenía que vivir en Buenos Aires. “Tengo familia, compromisos laborales, y decidí que no iba a seguir”, comentó sobre ese hecho donde recuerda: “Esa semana que estuve ahí tuve un trato de estrella”. Después llegaría Crónica.

Mientras continúa haciendo trabajos de sonido, comenzó a crecer. Su empatía y carisma fueron de la mano, y desde ahí creció de forma constante, sin parar.  Más de un millón de seguidores en face son parte de sus bailes. “Cuando iba a los bailes subía un fragmento, y le empezó a llamar la atención a la gente la forma de tocar”. Con cuatro teclados, caja de ritmo, bajo con los pies, anima, canta, habla con la gente, Cristian Braun fue sumando cada vez más seguidores. “Cuando comenzó lo de la pandemia, empecé a subir cada vez más videos, y ahora esta este fenómeno que no lo puedo creer”, describe.

Si bien desarrolla su actividad musical en Olavarría y la zona, sabe que con la repercusión que ha tenido, las notas que ha dado, el club de fans en Uruguay, los miles de comentarios y mensajes, cuando pase la pandemia estará visitando varias de esas localidades y llevando su música. Toco de oído, narra Cristian que sabe que la gente disfruta de ver que toca en vivo.  “Tengo mucho trabajo en la zona, y me es difícil ir a otros lados, pero sé que ahora voy a visitar a muchos conocidos, seguidores que he hecho y me siguen desde distintos lugares”.

Cada domingo (cuando se podía) recorre las plazas, y suma distintos ritmos. Así se inicio con poco más de 20 temas, cuando se compró el teclado, y comenzó a ensayar para lanzarse como solista, ya que era difícil por los tiempos de cada integrante poder estar presente en cada contratación que tenían como banda.

 

Construyendo un bajo y una guitarra, y además percusión les da vida a temas de rock. Teclados para “la pachanga”. Cristian no para.  Son tantos los mensajes que recibe, que se les hace difícil responderles a todos, aunque se toma un tiempo y hace lo posible para saludar a cada uno de sus seguidores. El día de su cumpleaños rompió todos los récords.

Entre sorprendido y agradecido disfruta de la música y de la cantidad de seguidores; sabe que volverá el tiempo de recorrer con su camioneta, y quienes lo acompañan, bailes en la zona. Sabe también que será el turno de recorrer distintos lugares del país, y también limítrofes. Cristian Braun se transformó en un fenómeno sin fronteras; agrega buena onda en un periodo difícil por la pandemia que afecta a una sociedad en su conjunto. El hombre orquesta del “centro de la provincia de Buenos Aires”, no para y es el clásico de los viernes que trascendió fronteras.

 

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