365 Pehuajó

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Pehuajó: ¿Cómo llegamos al 3 de julio de 1883?

Primeros pobladores de Pehuajó en la actual plaza Dardo Rocha.

 

“Ninguno de los vecinos éramos desconocidos en aquella aldea de los gratos recuerdos, donde el saludo cordial y cotidiano tenia el fresco perfume de los alfalfares y tréboles; de la manzanilla y los tilos. Las firmes costumbres y la confianza general nos aglutinaron en este precario “pago” que amamos con espontaneidad, por instinto, con un sentimiento natural ajeno a todo concepto, pues su símbolo moral tenía su matriz en la robustez del corazón”, Tomás Recarte
55 años después de aquel 1919 que vio nacer al Tata, nacía yo en Pehuajó. Creciendo entre surcos de tierra negra en el Epu Peñi, fuí conociendo a aquella aldea, aquella colonia que, entre el salitral de las lagunas, se hubo sembrando abriendo huella, en la profundidad de la pampa, en esta llanura hendida por la perseverancia, la templanza, la paciencia, la tenacidad, en medio de tanto llano silencio, en medio de tan sacrificada soledad. Así me abrazó esta historia que de tan hernandiana emociona. Escuchando al Tata contando. Mirando sus tesoros. Rastros latentes en la memoria. Seguirán sucediéndose los años, y cuestión atemporal es, que hoy está tierra, este pago, este “Pehuajo, pago hernandiano”, pegará un vistazo hacia atrás para felicitarse por un nuevo cumpleaños.

 

¿Cómo llegamos al 3 de julio de 1883?

Para 1871 el paraje “Las Mellizas” pertenecía al partido de Nueve de julio. El suelo estaba cubierto de gramíneas y pastos duros; que no impidieron que unos pocos pobladores llegaran para quedarse a cultivar estas tierras. Imagino esta inmensidad surcada por martinetas, perdices, benteveos, rapazuelos, torcazas…

El paisaje era muy diferente. Con bueyes eran tirados los arados de rejas, que aun carecían de asientos. Las semillas eran esparcidas al boleo para ser sembradas, teniendo en cuenta el viento. A la hora de la cosecha, el trigo se cortaba a mano con una hoz y luego era apilado en parvas a las cuales se lo arrastraba en cueros de potros. A fuerza de caballos y del sol que anunciaba al verano, el trigo era trillado y así los granos separados de las espigas. Pastor Ibáñez, que nos honra con su nombre para una calle, fue uno de los primeros sembradores de trigo.

Así, casi grano a grano, se llega a febrero de 1881, más precisamente, según el historiador Hansen, se llega al 25 de febrero, día en el que el Poder Ejecutivo encarga al Departamento de Ingenieros fraccionar el terreno para aquellos primeros colonos, en parcela de 10 cuadras de frente por 10 de fondo.

A finales de 1882 fue nombrado el agrimensor Jose A. Palacios, quien realizo la mensura de las parcelas. Para estos años Las Mellizas contaba con unas 180 familias subsistiendo de la agricultura.

Así nace la Colonia Las Mellizas para quienes fueron los primeros colonos y para quienes quisieran venir a cultivar este suelo. Y así llegamos al 3 de Julio de 1883, Pehuajo; hoy, Pehuajo, Pago Hernandiano.

Por Ley del 13 de Agosto de 1889, quedo autorizada la formación del Partido de Pehuajó, autónomo del Partido de 9 de Julio, considerándose como limites hacia este partido las propiedades de José Maggio, Manuel Canepa, Tomas y Juan Bellocq, Gutiérrez y Montaño, Juan y José Drysdale, José Tajes y Pablo Porrega. En noviembre de 1889 Pehuajó contaba con Juez de Paz, Don Antonio Azcona y con el ferrocarril como sinónimo de progreso.

Los pobladores vendían sus cosechas de trigo a $3, $3.50 la fanega (antigua medida ya en desuso que equivaldría a 43.25 kg), lo cual les resultaba insuficiente.

El vecino Rafael Hernández, senador, además, le pide al gobernador que lo autorice a formar una comisión para realizar un censo sobre las tierras cultivadas. Para octubre de 1888 el agrimensor Adrián Philip le comunica al senador Hernández que, tras haber suspendido el censo, pocos son, de los 570 los pobladores, que cumplían con las condiciones de población y cultivo impuestas en 1883.

En mayo de 1890 se suscriben 300 escrituras de chacras, 120 escrituras de quintas y 150 escrituras de solares. Además, se registraron 254 contratos públicos en La Colonia Nueva Plata. Y con un censo realizado en 1890 que arroja que la población del nuevo Partido era de 5230 habitantes. Datos escritos a Rafael Hernández, el 30 de mayo de 1890, por el escribano Antonio Sebastián Rodríguez.

Como un mojón de este Pago Hernandiano, para este 3 de julio, me quedo con estas palabras del profesor Osvaldo Guglielmino en su libro “Rafael Hernández, el hermano de Martin Fierro”, impreso en Pehuajó, en los talleres gráficos INDUGRAF S.R.L., en Alem 539, y publicado en 1954, escribe:

“Como lógico colofón de todo lo que antecede, ha de surgir en el lector la pregunta necesaria: ¿Por qué se ha desconocido siempre una personali­dad como la de Rafael Hernández?

La respuesta surge también claramente de todo lo expuesto: Rafael Hernández fué un político “difícil” porque fué un hombre íntegro y talen­toso y un patriota cabal; porque estuvo siempre del lado de la verdad y en contra de la mentira; porque combatió las injusticias oficiales; porque amó y defendió profundamente a su patria y a su pueblo, a los obreros humildes que eran la fuerza constructiva de la grandeza nacional; porque se opuso a los intereses creados de afuera y de adentro que hipotecaban al país, desvir­tuaban su presente y mataban en ciernes su futuro de grandeza; porque quería una cultura nacional, sudamericana y latina para que el espíritu nacional se enriqueciera de tradición auténtica; porque sostenía la libertad reglamentada, igual para todos, verdaderamente efectiva, y no el mentido liberalismo de interesada importación.

Por eso no se sabe ni siquiera que existió.

Pero el Oeste provincial, el “interior” que él amó tanto y por donde sembró parte de su vida, levanta fielmente su memoria florecida de trigos, de fábricas y ciudades, rindiéndole así el emocionado homenaje de patria de los gauchos al aparcero leal, al gran hermano de Martín Fierro”.

 

Foto Face: Pasado de Pehuajó –

Foto del libro “Cincuentenario de Pehuajó” – El color a Través de I.A, un trabajo de Salvador Sufrate.

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