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KDT abrazó sus sueños, sus deseos y los hizo realidad

 

 

El sueño hecho realidad. El pueblo de KDT cumple un anhelo por el que venía trabajando desde hace décadas. Poder tener un espacio en el que no se mirará de forma permanente los embates del agua y que su escenario fuera sepultado.

La tarde cálida del otoño pehuajense; la tarde del 27 de abril de 2024, se marca con pasión en los hinchas de KDT, pero también en la comunidad en su conjunto; y no solo la futbolera, sino en la que comprende acciones que transcienden una pelota de fútbol.

Carloncho Galeano, el nuevo estadio que luce en la ciudad; el que se podrá ubicar en un predio de cinco hectáreas, en la continuación de la avenida Lavardén y cerca de la Ruta 226, el rojo blanco trazó sus sueños, manos de pasión levantaron el sueño en realidad, y corazones albirojos se abrazaron en un verde césped.

Carlos Galeano, como emblema del KDT protagonista de los últimos 20 años (cuando la institución luego de las inundaciones de principio de este siglo volvía a rodar en la Liga) nació, creció y juega con el corazón kadetista. Su nombre es el reconocimiento a títulos, pero también a momentos de “poner el pecho” cuando no todas eran buenas.

Carloncho es la figura en la que se rodea, su viejo, sus primos, amigos, compañeros, hinchas. Es por eso que se emociona cuando agradece en el palco. Y cuando sigue recorriendo esa cancha que lleva su nombre.

Lo mismo hace Francisco Stella, presidente de la institución. Que cubre con sus anteojos la emoción que albergan sus pupilas. Recuerda charlas con su tío, esboza un comentario de su paso como jugador kadetista en inferiores y abraza nombres que fueron, son y serán partes de la historia de KDT.

Murgas, hinchas, banderas, abrazos, campeones, jugadores, dirigentes, referentes de otros clubes presentes; KDT festeja.

El reconocimiento se extiende en el nombre a los arcos, los bancos, los vestuarios. Aparece el nombre de Oscar Alberto Vique Quarteroni. Y su abrazo con Stella es el guiño de una felicidad infinita.

KDT, pronto a cumplir 104 años (se fundó el 4 de julio de 1920), ya esta en su casa. Podrá decir que distintas circunstancias lo tuvieron presente en puntos de la ciudad disímiles. Primero, donde se encuentra la actual terminal de ómnibus, luego el “bajo” y ahora en un predio que se presentó de gran manera.

 

Un trabajo silencioso. Un anhelo que contribuyó en decenas de hombres y mujeres, de chicos y grandes que saben de un esfuerzo sin igual.

El escenario, las copas, el corte de cintas, los nombres, las banderas. Cientos de historias reflejadas en una tarde, que no será una tarde más. Será la tarde en que KDT abrazó sus sueños, sus deseos y los hizo realidad.

 

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