365 Pehuajó

Tu portal de noticias.

De rústico central a mejor jugador de pádel del mundo

 

Fernando Belasteguín rompió en llanto y levantó los brazos saludando al público que coreaba su nombre en Mar del Plata en el marco del Primer Pádel P1. Su último torneo como profesional en tierras argentinas. Más de una década y media como el mejor del mundo, referencia ineludible del deporte vivió el torneo con las sensaciones siempre a flor de piel. Un reconocimiento a su carrera.

En 2020, con la pandemia del Covid 19, azotando el mundo fue el turno de recorrer parte de su paso de futbolista a número 1 del pádel. A continuación la nota…

 

Belasteguín va con decisión, determinación a la pelota y devuelve, pero en su afán se lleva puesto a su compañero y…a su rival. No, no es 2020, y está a punto de ser el maestro de maestros de maestros. Es un rústico, aguerrido marcador central de 13 años, que con la camiseta número dos en el dorsal, de su querido San Martín, llega al cruce en el viejo ex Isidro Pujol, y con vehemencia cumple con la premisa (pero se excede) del defensor de fútbol. Si pasa la pelota, que no pase el rival. Belasteguín, flaco, pero a su vez morrudito y con el flequillo que le cae sobre los ojos, “arrasa” con todo, y cuando sabe que el próximo capítulo de esa escena es la amonestación, pone su mejor cara de “¿A mí, sino lo toque?”

De compañero o de rival, Belasteguín no tenía amigos. Después, fuera de la cancha, compartía gaseosas y sándwich. Pero el central rústico le fue dando lugar, a un pibe que se encendía cuando el pádel era el furor de los años 90, y él era un adolescente que ya se destacaba.

Este texto no pretende ser una crónica, para eso recomiendo el excelente libro “Esta es mi historia” de Valen Bailon, donde Fernando Belasteguín, 41 años, categoría 1979, cuenta sus andanzas que mezclan la Escuela, con sus primeros partidos, en los que tuvo que salir a buscar pareja.

 

Campeón en su tierra 

En el año 2004, dos después de haber llegado a la cima del padel mundial, la cita ecuménica era en Argentina. Sin olvidarse de aquellos que, de pibes, había compartido una cancha, y ahora abrazaban el periodismo, hizo las gestiones para la acreditación de un periodista pehuajense que fue tratado por los organizadores como si fuera el más reconocido de la materia. “Gestión Belasteguín”.

Su mamá estaba pasando por un problema de salud, y cuando la volea del pehuajense determinó que no solo era campeón argentino, sino campeón del mundo por parejas, se abrazó a su papá y lloró como un chico, como lo que era, en el hombro de su viejo en el predio que se había montado en Don Torcuato.

Santiago García Barrero, un mediocampista creativo que en las temporadas 1988/1989, había compartido equipo con Oscar Ruggeri y Antonio Alzamendi en el Logroñes de España, pasó por Argentina en ese 2004, junto a su amigo Santiago Hidalgo. Dos autenticos personajes que ante cada tanto de Belasteguín ante la pareja brasilera gritaban “Eso es Belita”; “Mostrales lo grande que sos Belita”.  Para tomar dimensión de la figura del pehuajense sus admiradores españoles habían hecho una visita al mundial de pádel, y continuaban para ver, a su también amigo, Arvidas Saboni, un lituano crack que la rompió en la NBA en los Portland Brazer. Para dimensionar. Jugador de la Liga española de futbol, que admiraba a un NBA, y a un pehuajense.

Y de si fútbol hablamos, los elogios sobran para Belasteguín. Uno de los más grandes de todos los tiempos, Johan Cruyff dijo “es el Messi del pádel”; Cuando le regaló una pala a Pujol (al que hizo mirar una final de la LPF por streaming) el central histórico del mejor Barcelona de todos los tiempos señaló que estaría “en un lugar de honor en mi casa”. Iniesta, el cerebro Andrés escribió el prólogo de su libro.

 

 

Y hay  más

Los medios especializados lo comparan con leyendas del deporte como Federer, Alí, Schumacher. Jugó con tenistas, príncipes quieren un partido con él, y los elogios continúan para el viejo – joven Belasteguín, con años como número 1 del Mundo, y ocho veces maestro de maestros. La última, hace días con Agustín Tapia que levantó todo tipo de adjetivos calificativos, que ya no parecieran existir para definir a este fenómeno.

Solidario, siempre prestó a aportar su granito de arena, el padre de tres hijos, colabora con ONGs, y es padrino de fundaciones en Bolívar y Pehuajó. También le va dando lugar a su veta empresarial, con el propósito de masificar el pádel.

El mismo que señaló al vencer con Tapia a Lebrón y Galán 6-3 y 7 – 6 (13-11) “El futuro de pádel está completamente asegurado, el circuito sigue creciendo, y estos jóvenes jugadores dan un espectáculo increíble. Estoy muy tranquilo cuando pienso en el día en el que me retire, porque sé que estos jóvenes nos darán el mejor pádel del mundo”.

También fue Master con Juan Martín Díaz en las temporadas 2006/07/09/10 y 11. Con Pablo Lima en 2017/2018. Y Ahora, en este 2020 de pandemia, donde también derrotó al Covid 19, se volvió a su subir a lo más alto de todo. Y volvió a romper en llantos, con sentimientos que se cruzaran en su camino, y abren realidades que juegan con la imaginación.

El mismo que comparte “fulbito 5” con sus amigos en Pehuajó, el que se pierde en largos partidos de bochas, y el que disfruta de un asado. Ahí anda Belasteguín con el ímpetu y las ganas inquebrantables de siempre. Tal vez la frase del dramaturgo inglés William Shakespeare “Luchar hasta el último aliento”, sea la mejor definición para Belasteguín.

Como cuando era un rústico marcador central; como ahora, que es el mejor jugador de pádel del mundo.

(Nota publicada el 16 de diciembre de 2020)

Comparti esta nota

1 thought on “De rústico central a mejor jugador de pádel del mundo

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *