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Cambio de hábitos

Ante determinados hechos de trascendencia, existe la tentación de sentenciar que, a partir de ese momento, se producen grandes transformaciones o revoluciones sociales: desde un atentado hasta una catástrofe natural, pasando por una crisis económica, una manifestación pública o la caída de un gobernante, hay acontecimientos que generan lecturas posteriores que presagian quiebres de procesos en marcha y cambios de paradigmas.

La pandemia mundial por la COVID-19 puso en marcha una vez más este mecanismo. Es que las cuarentenas y confinamientos dictaminados en diferentes partes del mundo generaron modificaciones en muchas las actividades: nuevos hábitos de higiene, distanciamiento social, una notable reducción de la interacción comunitaria, educación digital, teletrabajo, comercio electrónico, pago de impuestos a través de aplicaciones y plataformas.

A partir de este escenario el debate pasa, entonces, por saber cuáles de esas prácticas son temporales y cuáles llegaron para quedarse. Y entre estas últimas, hay dos que parecen ganar terreno.

Una de ellas es el teletrabajo. Y es por ello que ya se está discutiendo una ley que regule este tipo de actividad.

La otra es el comercio electrónico, que ya venía en crecimiento. Tanto terreno venía ganando en los últimos años que, por ejemplo, desde hace tiempo Mercado Libre es la empresa más valiosa de nuestro país. Tendencia que se replica en todo el mundo, si se tiene en cuenta que desde 2019 Amazon es la que ocupa ese puesto en el ámbito planetario, cuando desplazó de lo más alto de ese sitial nada menos que a Apple y Google. Es decir que ese proceso, que ya estaba en marcha, tuvo una gran aceleración con la pandemia.

Comercio electrónico

Hasta antes de que estallara la pandemia, Aníbal Cueto, profesor titular del área de Comercialización de la UNNOBA y la Universidad Nacional de La Plata (UNLP), repetía en el aula un ejercicio con sus alumnos: en primer lugar, les preguntaba quiénes buscaban en Internet productos que les interesaba para comprar, a lo que levantaba la mano una mayoría que crecía año a año; entonces consultaba quiénes, efectivamente, compraban y pagaban por Internet, y aquí el número de brazos en alto era mucho menor. “Esto quiere decir que la gente buscaba en la web, hacía comparaciones y luego iba a adquirir los productos a los negocios, y eran muy pocos los que hacían todo el proceso online”, analiza el docente.

Sin embargo, esta realidad se vio modificada por la pandemia. Y, ahora sí, son muchos más los consumidores que hacen el procedimiento completamente online. Es decir que la cuarentena terminó precipitando un proceso que ya estaba en marcha.

“Es un cambio que lleva décadas, que fue creciendo gradualmente, y lo que hizo la pandemia fue acelerar esta transformación digital”, sostiene Cueto, contador y licenciado en Administración, con una maestría en Marketing. Según el docente, esto se da tanto del lado de la oferta como de la demanda: “Por un lado, los comercios tuvieron que transformarse, porque había negocios totalmente offline y algunos tenían además su pata online, pero esto hizo que prácticamente toda la oferta se haya tenido que reconvertir a la versión digital. Entonces, ha crecido mucho el e-commerce, no tanto como para reemplazar a los formatos anteriores, aunque para la mayoría el único camino de supervivencia fue hacer ese cambio y buscar una solución digital. Por otra parte, desde el lado de la demanda, tenemos un consumidor que también es diferente. En general, la costumbre era comprar en las tiendas y solo algunos lo hacían por Internet, mientras que hoy se hacen operaciones enteramente online y se abona por las plataformas de pago, así que el consumidor también mutó con esto y ahí aceleró ese cambio cultural”.

(Fragmento de un artículo de “eluniversitario.unnoba.edu.ar” por Sebastián Martino)

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