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Una foto. Cien palabras

Girondo: Era una estación ferroviaria de la localidad homónima, el jefe era mi tío Antonio González, por sus vías rodaban trenes de carga una vez por semana, cuando llegaban disminuían su marcha para intercambiar saludos, correspondencia. Guardo en mi memoria a mi tío sostener el saco de correspondencia que contaba con un aro de madera diametralmente suficiente para que el guarda del vagón de cola, embocara su brazo como gaucho en una corrida de sortijas.

Recuerdo la escuela, la comisaría, la pulpería que combinaba el almacén de ramos generales con el bar dónde los parroquianos se acodaban en el mostrador.

 

Por Oscar Coronas

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